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Es una máquina sin alma, no atrae lo más mínimo, esa doble rampa de plástico plantada ahí en medio es horrorosa (parece de un juguete barato), el precio indigerible, a la pantalla apenas le sacan jugo, el cabezal les ha quedado de lo más ortopédico (feo de narices), de juego parece bastante previsible y aburrida.
Para sacar al mercado un producto que tenga un mínimo de posibilidades, debe al menos de estar a la altura de lo que ya existe, y si lo puede superar mejor, en este caso ni siquiera se acerca a las Stern actuales, y está a años luz de una Bally/Williams.
Esta máquina parece un mal remake de un pinball ochentero (como la New Canasta), con cuatro apaños modernos y poco más. Muchos recursos, mucha pasta invertida, mucha planta de fabricación, pero pocas y malas ideas, si cambian de diseñador igual hacen algo decente.
Lo único curioso, es la retroiluminación de las artes del mueble.
En los últimos años, parece que a todo el mundo le ha dado la fiebre por volver a fabricar pinballs, y por ahora, desgraciadamente, el único que ha hecho algo decente, además de innovador, es Jersey Jack.
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